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Un día con Jeremy Hackett
Elegante de pies a cabeza, con un traje de tres piezas con cuadros Príncipe de Gales y acompañado de su fiel mascota, Harry, Jeremy Hackett es un caballero difícil de olvidar. Es frecuente encontrarlo sentado en la esquina de Sloane Square de Londres, degustando un café recién hecho y ojeando las páginas de un periódico; nadie podría decir que este hombre no sabe disfrutar de la vida.
"Prefiero el invierno, sin duda". Jeremy ríe mientras descansa su taza de café en la mesa de mármol. "Solo una palabra: tweed". El fundador de Hackett se acomoda en una de sus localizaciones favoritas de Londres, el Colbert Café, en una mañana de domingo. Londinense hasta la médula, Jeremy conoce la ciudad como la palma de su mano y dedica su tiempo libre al arte de vivir, como en su trabajo. "Lo maravilloso de vivir en una ciudad frenética es que aprendes a apreciar los momentos de silencio y tranquilidad. Por eso amo las galerías de arte".
Como devoto admirador de David Hockney, Jeremy nos habla de la exposición en el Tate Britain, abierta al público desde el 9 de febrero de 2017: "es una oportunidad única para ver todo su extraordinaria obra reunida en un solo lugar, y créeme que no es para perdérsela".
Hablando de su nueva pasión por la tecnología, admite que tardó en introducirse en la era digital, "no puedo mentir, acabo de aterrizar en el siglo XXI como aquel que dice". Su mayor atracción tecnológica es Instagram: "es una interesante manera de hacer investigación de mercado, a mi parecer". El feed de Jeremy se ha mantenido continuamente activo desde 2016, "para mí el arte es saber transmitir sentimientos, momentos y emociones en cualquier forma posible".